El linaje mortal, la cuarta de las estirpes, también es conocido como los hijos de Set. A pesar de ser los más numerosos sobre la faz de la tierra, también son los más frágiles y vulnerables. La mayoría de los humanos desconoce la verdad sobre las tres estirpes inmortales con las que comparten este mundo, pues rara vez son considerados como "iguales" por las sombras y la oscuridad.

No obstante, todos los mortales albergan una conexión con la luz, pues los iluminados, la primera estirpe, solo despiertan en ellos en momentos específicos. Estos mortales son capaces de entrenar sus mentes y cuerpos para dominar la luz y controlar ciertas manifestaciones de la oscuridad.

Algunos iluminados han asumido la tarea de proteger a los mortales. El más reciente de estos guardianes, cuya historia ha sido registrada, es la Máxima de la iglesia, quien, en compañía del Antiguo de Sombras, estableció el Tratado de la Alianza. Este pacto buscó presentar un frente unido ante la oscuridad, forjando un vínculo entre mortales e inmortales en la lucha por preservar el orden en un mundo cada vez más amenazado por los infernales.

Los hijos de Set, aunque frágiles y vulnerables, desempeñan un papel crucial en el equilibrio entre la luz y la oscuridad, al ser el nexo entre las estirpes inmortales y el mundo terrenal.